Todos los días -en especial los miércoles- desde el sótano hasta el piso 15 del edificio de la Gobernación del Valle se oye el pregón de Gerardo Ramírez Rojas: “No falle amigo, no falle… compre Lotería del Valle”.
Este cartagüeño de 63 años de edad, nació en medio de billetes y fracciones de lotería, pues su padre fue el fundador de la agencia de loterías en su pueblo natal (Cartago) la cual sostuvo durante 70 años y con la que levantó 11 hijos.
Gerardo no debió ser la excepción. Pero la fue. A pesar de haberse matriculado en la Universidad Externado de Colombia, en Bogotá, para estudiar Hotelería y Turismo, renunció a la carrera para devolverse a Cartago y asociarse con un hermano y montar una distribuidora de lotería en Pereira. El negocio fracasó y él debió seguir haciendo hotelería en la casa y turismo en la calle.
Con la suerte que lo acompaña desde la cuna, llegó en el año 1982 a la Gobernación del Valle, donde fue nombrado en la Secretaría de Agricultura y Fomento, cargo que sostuvo durante 12 años y del que fue separado al ser declarado insubsistente.
Las dificultades por las que estaba pasando, ya casado y con dos hijos, lo llevaron a pedir una oportunidad en alguna de las agencias que tenían sus hermanos en Cali. La respuesta fue contundente: “Póngase a vender lotería. Nosotros le suministramos los billetes. ¿O es que le da pena?”.
Sin pena y con el orgullo en alto, salió de la agencia con un folder bajo el brazo y 20 boletas de la 9 millonaria. Se fue donde sus ex compañeros de la Gobernación y en un subir y bajar de gradas las vendió todas. “Acá está el machete”, se dijo. Y desde aquel año 1993 se ha mantenido como el lotero estrella de la Beneficencia del Valle.
Su vida le cambió. No porque se haya ganado uno de los tantos premios gordos que han vendido su padre, sus hermanos y él mismo. Si no porque lleva 28 años recorriendo el departamento al lado de los gobernadores de turno promocionando el plan de premios.
Hoy en día la gobernadora Clara Luz Roldán lo lleva a todas las promociones como un fiel compañero que con sus pregones le cambia la vida a los apostadores y posiciona a la Lotería del Valle como una de las mejores del país.
Gerardo donde llega se caracteriza por ser amable, educado, por tratar a la gente con buenos modales y venderles con mucha dosis de amor. Con esta fórmula sacó adelante a hogar y sus hijos: uno ya es administrador de empresas y el otro está de seminarista, con miras a ordenarse como sacerdote.
Vive la vida a diario. El día a día lo ha llevado a pensar más en sus clientes que en él mismo, por ello se olvidó de cotizar a un fondo de pensiones que le diera la mano en momentos aciagos, como el caso de Covid19 que azota al mundo.
Afortunadamente la gobernadora del Valle, Clara Luz Roldán; el gerente de la Beneficencia, Rubén Felipe Lagarejo Rivas y el equipo de trabajo de la Gobernación, le apoyaron en los momentos que más lo necesitó.
Durante los ocho meses que estuvo confinado, le hicieron giros a su cuenta de ahorros, le enviaron mercados a su casa y estuvieron pendientes de que ni a él ni a sus colegas que se ganan la vida con la venta de la lotería, les fuera a faltar lo básico. Lo mismo sucedió durante el paro nacional, donde Gerardo y sus compañeros de labores recurrieron a la creatividad para poder entregar los billetes y que la gente no dejara de jugar.
“El problema es que mis clientes son mayores de 50 años y son reacios a la tecnología, de allí que quieren tener el billete físico en la mano, escoger los números, tocarlo, frotarlo y echarle la bendición. Por eso se los tengo que llevar, o llevar. Ahora estoy logrando que me compre la gente joven, aunque el mayor escollo es que ellos sí le apuestan al billete electrónico y le dan prioridad al betplay, a los juegos de deportes y a las casas de apuestas de Estados y Unidos y Europa, que operan en Cali”, dice Gerardo con un aire de resignación.
Pero vamos pa’lante. No cualquiera cumple 90 años. Y la Lotería del Valle está cumpliendo casi un siglo. Eso demuestra la seriedad, la solidez, la transparencia y la credibilidad de mi empresa. Y aunque la manera de jugar y el billete han cambiado y evolucionado en aras de la seguridad, tenemos que seguir mejorando el aspecto físico del papel, colocando los números bien grandes porque todo entra por los ojos. Entre más grandes mejor, pues el que va en el carro ve el número colgado, le llama la atención y lo compra. También hacer visible la fecha del sorteo para que los avivatos no vayan a vender billetes viejos. Anota Gerardo.
“¡Ay, Dios¡ en estos 90 años de la lotería solo pido que lleguen a la empresa funcionarios que amen a la institución y trabajen para sacar la Valle adelante, aumentar las ventas, hacer bastante publicidad en los medios y en las redes, alternar el billete virtual con el físico. Y que me dejen colocar un módulo bien bonito en el edificio de la Gobernación para exhibir mis billetes, pues pienso seguir de lotero hasta que se me acabe la cuerda”, exclamó el hombre insignia de la Lotería del Valle, juntando sus manos en oración y elevando la vista al cielo.
Edificio Beneficencia del Valle del Cauca
Calle 9 No. 4-50, Piso 9 al 12
Valle de Cauca, Cali, Colombia.
Código Postal: 760045
PBX: (+57 2) 882 3249
Resto del país: 01 8000 517766
Fax: (+57 2) 884 5851 A.A. 14
BENEFICENCIA DEL VALLE DEL CAUCA E.I.C.E.
NIT: 890.399.027-0
Horario de Atención
Lun a Vie: 8am a 12m · 1:45pm a 5pm
Para envío de notificaciones judiciales:gerencia@loteriadelvalle.com